PANTALLA PINAMAR 2010, 6to. Encuentro Cinematográfico Argentino – Europeo

En la cita obligada y esperada con el Cine, la Naturaleza y el Mañana, se destacó (entre muchas otras) la proyección de LONDON RIVER, un film de Rachid Bouchareb,  Argelia, Francia, UK – 2009, Mención Honorífica del Jurado Ecuménico Berlinale 2009.

 

Dentro de la sección “El Acontecimiento”,  el público y la crítica presentes  festejaron otro acontecimiento: “el encuentro de dos culturas que convergen en la comprensión y aceptación del diferente”. Una búsqueda común es la excusa que utiliza el Director Bouchareb para acercar la cámara a las dificultades que se viven hoy, respecto de las corrientes migratorias en todo el mundo, mostrar el sin-sentido de la violencia étnica y religiosa, y cómo el amor supera esas fronteras internas.

Por: Graciela Garzelli - Guionista - Tallerista en ‘Cine y Espiritualidad’

La historia transcurre en Londres, precisamente en los días posteriores a los atentados terroristas del 7 de julio de 2005 en el transporte público. Elizabeth (Brenda Blethyn), una mujer cristiana, inglesa, viuda de un militar muerto en la Guerra de Malvinas, vive sola y lleva una vida apacible en su granja en una isla del Canal de la Mancha. Ousmane (Sotigui Kouyaté) es técnico forestal, solitario devoto musulmán residente en Francia, dejó a su familia en Argelia hace 15 años para buscar mejores condiciones laborales, se dedica a cuidar de los olmos para que no desaparezca la especie.
Tras los atentados en Londres y la sospecha de la desaparición de sus hijos, pero con la esperanza de encontrarlos vivos,  ambos, sin tener conocimiento uno del otro, emprenden el viaje hacia la ciudad. Un recorrido externo e interno de cada personaje, una ‘road movie’ en la cual el vehículo son los propios pies;  ya  sea en la calle o en el interior de los edificios, los espacios que atraviesan son angostos corredores, metáfora quizás producto de la angustia por la  temida noticia y también representando puentes que los llevan inevitablemente hacia el encuentro de diversas culturas; todo esto remarcado con los ‘travelling’ (detrás o de frente) que acompañan estos trayectos. Lo mismo sucede con la utilización de planos y encuadres,  la desigualdad entre Elizabeth y Ousmane es visualmente notoria por sus razas de origen, el Director se esmera en ponerlos permanentemente en igualdad, utilizando el mismo plano y encuadre para cada uno (igual sentimiento=igual plano), o si están juntos, nunca sobresale uno sobre el otro, en una muy buena elección de retórica visual.
No es tan importante en el relato si los jóvenes Jane (hija de Elizabeth)  y Alí (hijo de Ousmane) están vivos, es interesante cómo estos dos personajes que no están presentes en carne y hueso en el film –el espectador  sólo los conoce a través de fotografías  o relatos de otras personas– calan hondo en el público deseando que sus vidas no hayan sido sesgadas, una construcción con la justa pregnancia.
 
El film está cargado de espiritualidad, cada protagonista es creyente y practica la fe según su cultura. Como antesala del drama que vivirán los protagonistas, la primera escena abre con un versículo del Evangelio (Mateo 5- 43) “Ama a tu enemigo…”. Resulta acertada la apertura del film para la transformación que sufrirán los personajes ya que no hay dudas que, sin la religiosidad y la fe que poseen, jamás podrían haberse aceptado.
En una capilla de su isla, Elizabeth escucha pacientemente La Palabra, acude luego al cementerio donde se destacan los grandes cruces de roca.  Al mismo tiempo Ousmane reza en otro templo en Francia, también construido de grandes rocas. Único y gran refugio: la fe, la esperanza y la caridad. Las tres virtudes teologales que pondrán a prueba estos personajes. Sólo por la aceptación de la voluntad Divina, sin conocer aún el final que les aguarda, en el tránsito de la búsqueda, y también por el cansancio de la búsqueda individual comprenden que es mejor sumar las desigualdades (en una escena magnífica, Elizabeth le dice a Ousmane: “me duelen las piernas…”, Ousmane, la invita a sentarse en una plaza); la audiencia comprende que es posible el encuentro.  
Ambos descubren que no son distintos en sus ansias, miedos, alegrías, dolores, sueños.  Así lo han interpretado sus hijos, que son novios. Jane, inglesa, hija de madre católica y padre protestante; Alí, africano, hijo de padres creyentes. Ambos criados sólo por sus madres (Jane, huérfana desde el vientre; Alí abandonado por su padre por buscar un medio de subsistencia a los 6 años). Como buscando un espacio en común, los jóvenes estudian idioma árabe y viven en el barrio musulmán. También es una excusa que halla el Director argelino Bouchared, para mostrar un barrio musulmán en Londres, donde los habitantes de la comunidad estudian, trabajan, se ayudan entre ellos y ayudan a los demás. Propone un modelo de la civilización y la inclusión a la que debería aspirar cada ser humano.

Sobre el final, ante la partida de Elizabeth y Ousmane a sus hogares, se destaca el agradecimiento; de boca de Ousmane se pronuncia: “la felicidad es amar la vida”. Frase que queda sonando en el espectador para remarcar que la cultura de la muerte (contada en el film a través de relatos televisivos de archivo de los atentados en Londres) no abre los surcos que necesita la vida para echar raíces y desarrollarse plenamente en sus dones.



Más información: www.incaa.gov.ar/pantallapinamar/index.php

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