“INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LA EMPRESA”

Autor: GOLEMAN, DANIEL
Editorial ZETA
460 páginas

¿Cuáles son los verdaderos criterios que guían a los empleadores a la hora de contratar a alguien? ¿Quiénes son las personas que alcanzan altos cargos en las empresas?

Manuel Sadosky fué Vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas entre los años 1958 y 1966. En ese período creó el Instituto de Cálculo y, con el apoyo de Bernardo Houssay, que entonces presidía el Conicet, importó la primera gran computadora del país y de América Latina, llamada “Clementina”; realizó innumerables investigaciones matemáticas, sociales y económicas.
Fué asesor de la Unesco y en el año 1983 asumió como Secretario de Ciencia y Técnica. Desde ese cargo impulsó la creación de la Escuela Superior Latinoamericana de Informática –ESLAI–, inauguró el Observatorio El Leoncito, y el Laboratorio Nacional de Insulina; creó Puerto Curioso, un museo de la Ciencia para chicos; promovió la construcción de un satélite científico para estudiar el Sol, y convenció al Dr.César Milstein de que dirigiera el Instituto Tecnológico de Chascomús.

El Dr.Sadosky era hijo de un matrimonio de inmigrantes rusos muy humildes y realizó su formación desde el primer grado hasta el Doctorado en el sistema de educación pública, por lo cual su vida se vuelve una metáfora de la Argentina, y su evocación cae necesariamente en la nostalgia de un país que ya no existe. Durante toda su vida se dedicó, entre otras, especialmente a tres actividades: educar, enseñar ciencia y gestionarla. Él fue una de las personalidades que durante más tiempo, con más constancia, y con más entusiasmo bregó por convertir la Ciencia y la Tecnología en algo importante para la sociedad, en política de Estado. Su actividad se vió reflejada sobre todo en el nacimiento y desarrollo de la computación, disciplina de la cual puede ser considerado el PADRE en nuestro país, tanto a través de la creación del Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, como a través de la incorporación de la primera computadora universitaria en Argentina y de la creación de la carrera de Computador Científico, primera carrera de computación.
Ahora que la Informática está considerada una de las disciplinas en las cuales hay que centrar las estrategias de desarrollo científico, tecnológico y de innovación del país, resalta aún más su visión de futuro, que también incluye su trabajo como Secretario de Ciencia y Tecnología de la Nación y el empuje notable que dió durante su gestión a esta disciplina. Remontándonos más lejos, podemos recordar su artículo sobre la importancia de la computación a principios de la década de 1950, cuando todavía no había ninguna computadora en el país ni quedaba claro si iba a haber una en un futuro cercano.
No es solamente la Computación el área en cuyo desarrollo trabajó Sadosky: se interesó y colaboró activamente, en el avance de todas las ciencias, no sólo como Vicedecano y consejero de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales durante su época de oro anterior a la Noche de los Bastones Largos, sino en el ya mencionado cargo de Secretario de Ciencia y Tecnología, en una época de austeridad y necesidades imperiosas que hacían que no siempre su prédica fuera escuchada. Y cuando no ocupó ningún cargo público, igual estaba interesado en recibir alumnos y entusiasmarlos, en crear museos de ciencia, en ser él mismo el centro de una red de apoyo a la ciencia y a la tecnología que, en algunas épocas, tuvo incluso toques casi de clandestinidad.
Es difícil pensar a Manuel sin hacer mención a quien lo cuidó con dedicación ejemplar, su esposa Katún. Minimizando sus propios años, acompañada por un grupo de amigos, Katún supo disipar las fatigas del maestro, lo impulsó a aventuras nuevas, le hizo sentir que envejecer no necesariamente es decaer e iluminó con su amor un largo trecho de su vida, quizás los años mas difíciles de sobrellevar. El Dr. Manuel Sadosky falleció en el año 2005.

Hugo Scolnik, Lic. en Ciencias Matemáticas de la UBA, Doctor en Matemática por la Universidad de Zurich, Investigador en Criptografía, Robótica, Optimización No Lineal, Modelos Matemáticos y Métodos numéricos, dice que Manuel Sadosky “era un humanista. una personas extremadamente bondadosa y agradable y vivía siempre muy preocupado por la gente. Cuando yo lo conocí, lo fui a ver y, aparte de contarle mis temas vocacionales (yo en definitiva recién entraba en la Facultad y no era nadie en absoluto), le dije que es lo que a mi me estaba gustando, y cuáles eran mis necesidades. Por ejemplo, que yo necesitaba trabajar y si se le ocurría algo. Y fué cuando congeniamos muy bien, me ofreció ese trabajo, y yo lo veía prácticamente todos los días a Manuel por la tarea en la Sociedad de Cálculo…Además, caía mucha gente. Cuando empieza la computadora, todo el mundo empieza a descubrir que tenía cosas para hacer, digamos. O soñaba que tenía, que podía. Entonces, muchas veces me asignó gente o trabajos que yo hacía como podía. Llegué a hacer cosas con cristales, llegué a hacer cosas con tumores, es una historia tan larga que es difícil acordarse. Asi que durante unos años tuvimos muchísimo contacto. Después vino el desastre del 66, Manuel emigró. Tuvimos contactos mucho más esporádicos…Yo también me fui, después volví. Por supuesto cuando estaba en Ciencia y Técnica lo veía en forma contínua.
Después cuando se retiró del Gobierno ya estaba muy viejito. Todavía me acuerdo que, cuando fué el cumpleaños de Mario Bunge –de 80 años- yo fui al cumpleaños en el Club del Progreso y lo encontré a Manuel. En un momento me agarró y me dice: “venì, vení, sacate una foto conmigo que va a ser la última”. Y tengo la foto, fué la última. Sí, me tocó mucho eso. Yo escribí una necrológica de él, está en Internet.

Porque todo el mundo hablaba de Manuel como el gran científico y Manuel no era un científico. Él se reía de eso. Me decía: “Yo soy un humanista”. Entonces, lo que yo escribí, que “ser buen científico es relativamente fácil. Lo difícil es ser un gran humanista”.

Dice nuestra Redacción: Coincidiendo con Hugo Scolnik, rendimos homenaje al gran ser humano que fue el Dr. Manuel Sadosky, un verdadero MAESTRO, y notable ejemplo para los jóvenes.

Los dos Árboles

Érase una vez, en la cumbre de una montaña, dos pequeños árboles amigos que soñaban en qué grande futuro les deparaba para ellos. El primer arbolito miró hacia las estrellas y dijo: "Yo quiero guardar tesoros. Quiero estar repleto de oro y ser llenado de piedras preciosas. Yo seré el baúl de tesoros más hermoso del mundo". El segundo arbolito miró hacia el valle y vió a hombres agobiados de muchos infortunios, y dijo: "Yo no quiero jamás dejar la cima de la montaña. Quiero crecer tan alto que cuando la gente del pueblo se detenga a mirarme, levanten su mirada al cielo y piensen en Dios. Yo seré el árbol más alto del mundo".

Los años pasaron. Llovió, brilló el sol y los pequeños árboles se convirtieron en majestuosos cedros. Un día, dos leñadores subieron a la cumbre de la montaña. El primer leñador miró al primer árbol y dijo: "¡Qué árbol tan hermoso!", y con la arremetida de su brillante hacha el primer árbol cayó. "Ahora me deberán convertir en un baúl hermoso, voy a contener tesoros maravillosos", dijo el primer árbol. Otro leñador miró al segundo árbol y dijo: "¡Este árbol es muy fuerte, es perfecto para mi!". El segundo árbol sintió su corazón hundirse de pena cuando el leñador se fijó en él. El árbol se paró derecho y alto, apuntando al cielo. Pero el leñador ni siquiera miró hacia arriba, y dijo: "¡Cualquier árbol me servirá para lo que busco!". Y con la arremetida de su brillante hacha, el segundo árbol cayó.

El primer árbol se emocionó cuando el leñador lo llevó al taller, pero pronto vino la tristeza. El carpintero lo convirtió en una simple caja de madera para alimentar a los bueyes y asnos. Aquel árbol hermoso no fue cubierto con oro, ni contuvo piedras preciosas. Fue sólo usado para poner el pasto. El segundo árbol fue convertido en sendos leños y por muchos años fueron olvidados como escombros en un oscuro almacén militar. ¡Qué triste yacía en aquella penuria inútil, qué lejos le parecía su sueño de juventud!

Pasó el tiempo. Una noche, brilló sobre el primer árbol la luz de una estrella dorada. Una joven puso a su hijo recién nacido en aquella humilde caja de madera rellena de pasto. Dijo su esposo "Yo quisiera haberle construido una hermosa cuna", la madre le apretó la mano y sonrió mientras la luz de la estrella alumbraba al niño que apaciblemente dormía sobre la paja y la tosca madera del pesebre. "El pesebre es hermoso" dijo ella y, de repente, el primer árbol comprendió que contenía el tesoro más grande del universo.

Y pasó más tiempo. Un viernes en la mañana, unos militares violentos tomaron bruscamente los maderos del segundo árbol, quien se horrorizó al ser forzado sobre las espaldas de un inocente que había sido golpeado sin misericordia. Aquel pobre reo lo cargó, doloroso, por las calles ante la mirada de todos. Al fin llegaron a una loma fuera de la ciudad y allí le clavaron manos y pies. El hombre quedó colgado sobre los maderos del segundo árbol y, sin quejarse, sólo rezaba a su Padre mientras su sangre se derramaba sobre los maderos. El segundo árbol se sintió avergonzado, pues no sólo se sentía un fracasado, se sentía además cómplice de aquel injusto crimen.
Pero el domingo en la mañana, cuando al brillar el sol, la tierra se estremeció bajo sus maderas, el segundo árbol comprendió que algo muy grande había ocurrido. De repente todo había cambiado. Sus leños bañados en sangre ahora refulgían como el sol. ¡Se llenó de felicidad y supo que era el árbol más valioso que había existido o existirá jamás, pues aquel hombre era el Rey de Reyes, el que había resucitado, y su madera hecha cruz había servido para salvar al mundo! ¡Era trono de gloria para el rey victorioso! Cada vez que la gente piense en mí, decía el segundo árbol, él recordará que la vida tiene sentido, que son amados, y que el amor triunfa sobre el mal. Por todo el mundo y por todos los tiempos, millares de árboles lo imitarán, convirtiéndose en cruces que colgarán en el lugar más digno de iglesias y hogares. Así todos pensarán en el amor de Dios y, de una manera misteriosa, llegó a hacerse realidad su sueño.

El segundo árbol se convirtió en el más alto del mundo, y al mirarlo todos, en todos los tiempos y en todas direcciones, piensan en Dios.

(Anónimo)
Recopilación y adaptación: Graciela Garzelli
Consultora Editorial de CEPRET

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Muchas Felicidades y excelente 2008 para todos